Audora Pérez vivía en paz en su finca que producía naranjas, plátano, chocolate, y caña, cuando un día sin previo aviso, atravesaron una carretera en la mitad de su casa. En ese momento su vida cambió, viéndose obligada a empezar de nuevo, y a encontrar apoyo en su comunidad y en las mujeres que se organizaron en defensa del territorio.