El punto de partida son las experiencias y conocimientos previos de las personas participantes, sobre cuya base se entiende e interpreta lo nuevo. Esto implica, en gran medida garantizar que se visibilicen los recursos propios. Paulo Freire decía: ”nadie sabe todo, nadie ignora todo, aprendemos entre todos y todas, mediatizados por el mundo, por la realidad”.
Hacia experiencias transformadoras con una mirada de proceso. Entendiendo que la incorporación de prácticas de protección y psicosociales implica un camino que requiere tiempo y la posibilidad de ir ensayando los acuerdos, detectar las dificultades y volver a ensayar los nuevos ajustes. Cuando esto se hace de forma colectiva, el proceso es más rico y empoderante.